Percepción
Percepción e Interacción
Dr. C. George BoereeDepartamento de Psicología
Universidad de Shippensburg Traducción al castellano:
Nacho Madrid
Debemos tener en mente que la percepción no es algo que se hace con los ojos o los oídos o cualquier órgano sensorial específico. Es algo multisensorial, de todo el cuerpo, totalmente envolvente: “Un niño de un año de pie en el suelo de una habitación caerá si las paredes se mueven silenciosa y rápidamente hacia delante, a pesar de que nada lo toque” (Neisser, p. 116, refiriendo a Lee y Aronson, 1974)
La materia prima de la percepción
El proceso perceptual tiene mucho que hacer desde el principio. No estamos en situación de tener que dar sentido de un mosaico de puntos de luz sin sentido o sonidos u olores desconectados unos de otros. En 1890, William James apuntó que no solo percibimos cosas, sino relaciones como “y” o “o”. Pon tus manos frente a ti, separadas por unos pocos centímetros. Verás tus manos, por supuesto, y no es difícil imaginar que percibirlas es una cuestión de ciertos patrones de luz seguidos de patrones similares de disparos neuronales. Pero nota que también estas percibiendo tus manos como “cerca la una de la otra”, cuando de hecho esta percepción no te está directamente presentada como un estímulo de la misma forma que tus manos. Mucho de lo que experimentamos viene “pre-empaquetado”, listo para nuestro consumo. La naturaleza nos provee de “bordes” – cambios en los patrones de luz, transiciones de sonidos – para que seamos capaces de separar los objetos de su medio. Por ejemplo, vemos las cosas como independientes de su fondo, algo llamado fenómeno figura – fondo, cuya formulación debemos al fenomenólogo danés Edgar Rubin (1886-1951).
Rubin demostraba este fenómeno creando su ejemplo clásico de una situación figura- fondo ambigua, en la imagen que se encuentra al inicio de esta página.
Básicamente, percibimos un aspecto de un suceso como la figura y el otro como el fondo. En la figura de Rubin, no hay una verdadera figura y fondo. Es un dibujo que pretende ser un objeto. Hemos forzado su ambigüedad para que usando el cambio de atención que ponemos en el jarrón o las caras veamos una cosa o la otra La profundidad es un ejemplo de algo que experimentamos directamente, sin necesidad de interpretación anticipada. Tradicionalmente, se ha asumido que construimos la profundidad de aquellas claves como la perspectiva y el tamaño relativo, así como las diferentes imágenes que obtenemos de la visión binocular. Pero solo necesitamos usar esas claves cuando estamos mirando dibujos con falsa profundidad. Realmente, vemos la profundidad real debido a que está ahí para verla. De nuevo, es un hecho que la visión implica movimiento que nos muestra la verdad del asunto. Por ejemplo, las cosas que están cerca de nosotros cambian de posición más rápidamente que las cosas que están lejos, y los objetos distantes forman el fondo para los más cercanos. ¿Recuerda en la infancia como la luna parecía seguirte cuando ibas en coche, mientras los postes telefónicos se movían a miles de kilómetros a la hora?.
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